Según múltiples estudios la pérdida de deseo constituye el primer problema sexual para las mujeres y el tercero para los hombres (un 14% de los hombres padece falta de deseo), pero los datos que aportan diferentes estudios son muy variables. Además hay quien opina que se ha sobrevalorado la ausencia de deseo en la mujer y que las cifras están magnificadas porque se incluyen las mujeres que no tienen deseo a causa de que su pareja no es la adecuada, es decir, la pareja no es un adecuado inductor externo del deseo (Cabello 2010).
El proyecto DESEA pretende mediante la historia clínica y dos cuestionarios el DESEA (que diferencia deseo sexual hipoactivo y aversión sexual) y el DESINPA (DEseo, INteracción, PAreja) hacer el diagnóstico diferencial que permita iniciar el proceso terapéutico de dos formas distintas. Si la falta de deseo obedece a que la pareja no interactúa de forma adecuada (problemas con la intimidad) se iniciaría una terapia de pareja para promover un mejor ajuste en pareja y si lo que falla no es debido a la pareja, la terapia estaría dirigida a promover el crecimiento erótico.